San Antonio de Padua es uno de los santos más importantes que se veneran en Medina del Campo ya que recibe el título de patrón de la villa, considerado por todos los medinenses como el “patrón chico”. Además, desde el año 2020 y como muestra de agradecimiento ante la colaboración que la cofradía presta a la Parroquia de San Antolín durante sus cultos, es elevado a la categoría de patrón de la Cofradía de Nuestra Madre Santísima de la Soledad y Virgen de la Alegría, título que recibe junto con Santa Teresa Jornet e Ibars.
Antonio de Padua nació en Lisboa el 15 de agosto de 1195 y falleció en Padua el 13 de junio de 1231. Fue un sacerdote de la Orden Franciscana, predicador y teólogo portugués. San Antonio de Padua fue el segundo santo más rápidamente canonizado por la Iglesia, tras san Pedro Mártir de Verona. Es uno de los santos católicos más populares y su culto se encuentra extendido universalmente. Su festividad se celebra el 13 de junio. Contrariando los deseos de su familia, ingresó en la abadía agustina suburbana de San Vicente en las afueras de Lisboa, que pertenecían a los canónigos regulares de San Agustín, famosos por su dedicación a los estudios. Allí estudio las Sagradas Escrituras a algunos doctores de la Iglesia como Jerónimo de Estridón, Agustín de Hipona, Gregorio Magno y Bernardo de Claraval o a los clásicos latinos como Ovidio y Séneca. Después de dos años se trasladó al monasterio agustino de Coimbra.
A principios de 1220, tres sacerdotes y dos hermanos legos de la orden franciscana fueron asesinados en Marruecos, lo que produjo un cambio decisivo en la vida de Antonio, quien en el verano de 1220 mudó de orden y se hizo franciscano. En ese momento adoptó el nombre de Antonio, en honor a San Antonio Abad. Partió para Marruecos pero enfermó gravemente lo que le hizo retornar. En el trayecto una tempestad violenta desvió su barca a Sicilia y allí tuvo noticias del Capítulo General convocado en Asís. Fue en ese momento en el que San Antonio y San Francisco coincidieron.
Después de una vida llena de milagros y grandes predicaciones, Antonio enfermó de hidropesía y, después de la Pascua de 1231, se retiró a la localidad de Camposampiero, con otros dos frailes para descansar y orar. Allí, Antonio vivió en una celda construida por él mismo bajo las ramas de un nogal. Poco después, decidió retornar a Padua. Ya en las proximidades, se detuvo en el convento de las clarisas pobres en Arcella, donde murió prematuramente el 13 de junio de 1231, a la edad aproximada de 35 o 36 años.
San Antonio de Padua se trata de uno de los santos que más milagros ha realizado: tanto en vida como desde el Reino de los Cielos, lo que le llevó a su canonización el 30 de mayo de 1232 (352 días después de su fallecimiento). Entre estos milagros, se encuentran:
La visita del Niño Jesús.
El Niño Jesús le hizo una visita cuando este era aún un fraile y se encontraba rezando en su habitación solo. Por ello, las imágenes de San Antonio de Padua lo retratan con el niño Jesús en brazos.
El Milagro de los pajaritos.
A la edad de 8 años su padre le ordenó que cuidara de los pájaros para que no pisaran el sembrado. San Antonio así se lo ordenó y los pajaritos cumplían sus deseos.
La mula se arrodilló ante la Eucaristía: En una discusión con un hereje fue desafiado a demostrar la presencia de Jesús en la Eucaristía. Por eso, pusieron a una mula con ayuno, para que cuando fueran a liberarla eligiera entre el alimento y la adoración a Jesús. Llegado el momento, el animal dejó de lado el heno para inclinarse ante la presencia de Dios.
Techo contra las tormentas.
En una ocasión, una multitud de seguidores se encontraban en una Iglesia. La muchedumbre era tal que no era lugar suficiente para todos, por lo que decidieron llevarla a cabo al aire libre. De pronto, el cielo amenazó con tormenta que comenzó a ahuyentar a los feligreses, pero el santo los llamó y les prometió que no se mojarían, y así, efectivamente, la tormenta cayó alrededor de ellos. Permaneciendo secos todos los presentes.